Chínipas de Almada, un rincón enclavado en la majestuosa Sierra Madre Occidental, se alza en la latitud norte 27º 24’ 36’’ y longitud oeste 108º 33’ 06’’, a una altitud de 515 metros sobre el nivel del mar. Con una extensión de 2,278.9 km², representa una pequeña pero significativa fracción del vasto estado de Chihuahua, el más grande de México.

El río Chínipas, que recoge las aguas de múltiples arroyos, es un fiel compañero de estas tierras. Sus serpenteantes corrientes traen frescura y vida, nutriendo la rica flora y fauna que habita sus orillas. Majestuosos pinos, encinos y cipreses se alzan hacia el cielo, mientras pumas, venados y guajolotes recorren los paisajes que la naturaleza ha bendecido. Este ecosistema vasto y diverso es hogar no solo de vida silvestre, sino de historias que se entrelazan con el paisaje.

La historia se respira en cada rincón de Chínipas. Desde el Templo de Santa Inés, con sus icónicas bóvedas diseñadas para una acústica única, hasta las antiguas locomotoras que reposan en las plazas Almada y Juárez, guardianas silenciosas del pasado y testigos del progreso del siglo XIX. Estos monumentos son recordatorios tangibles de la labor de generaciones que ayudaron a construir el presente de este pueblo.

Los habitantes de Chínipas se conocen con cariño y orgullo como «Nopaleros» y «Pinoleros». Los «Nopaleros» son los residentes de la cabecera municipal, mientras que los «Pinoleros» pertenecen a Guadalupe Victoria. Ambos grupos comparten el rico legado de la elaboración artesanal del pinole, una tradición ancestral que implica tostar y moler maíz endulzado. Este proceso no solo da vida a un alimento característico de la región, sino que también se ha convertido en un símbolo de identidad cultural que ha trascendido generaciones y continúa siendo motivo de orgullo para su gente.

En estas tierras, la generosidad de la naturaleza es palpable. En las partes más bajas del municipio, la selva caducifolia se extiende, con árboles como el güinolo, palo de Brasil y mezquite encontrando su refugio en este entorno único.

La minería, con su fulgor de oro y plata, ha forjado gran parte de la identidad económica de Chínipas. Desde el descubrimiento de oro en el siglo XVIII hasta el actual complejo minero Palmarejo, cientos de locales encuentran en estas tierras su sustento. El subsuelo de Chínipas ha sido generoso, brindando riquezas que han sostenido a la comunidad por siglos. 

Sin embargo, este paraíso natural no está exento de retos. Las tierras que alimentan a su gente también han sido testigos de las luchas diarias, de los desafíos que enfrentan aquellos que dependen de la naturaleza y la minería para sobrevivir.

Chínipas es un pueblo de contrastes: una tierra fértil y rica en historia, donde la naturaleza y la tradición se entrelazan con el presente, creando un lugar donde el tiempo parece detenerse y a la vez avanzar hacia el futuro, con una fortaleza que solo se encuentra en el corazón de la Sierra.

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