Nuestra historia

En la majestuosa Sierra de Chiapas, resuena el legado del Venerable José Antonio Plancarte y Labastida: «Quien educa a una mujer, educa a una generación» y se responde al mandato evangélico “Id y enseñad”.

Las Hermanas Misioneras, bajo la protección de Santa María de Guadalupe, son conscientes de que la educación es la clave para romper los ciclos de pobreza, pero su labor va más allá de las aulas, abarcando la catequesis, la formación y la evangelización formando equipo con los agentes de la Parroquia de la Grandeza. A pesar de las carencias y los desafíos, que sufren, estas mujeres valientes no se rinden; continúan tocando puertas en busca de recursos, de calidad que transforme vidas y brinde esperanza a las futuras generaciones. Su compromiso es un testimonio de amor y fe, un llamado a la acción que resuena en cada rincón de la Sierra de Chiapas.

A lo largo de los años, se ha tejido una historia bajo el impulso del Espíritu Santo, en la que se siente profundamente la mano de Dios sosteniendo a la Congregación de las Hijas de María Inmaculada de Guadalupe. Esta historia es el resultado de una entrega generosa que ha despertado en las consagradas la vivencia plena del Evangelio. Comprender el pasado, es decir, el caminar de Dios, nos permite entender mejor la misión y el servicio de estas hijas en La Grandeza, Chiapas.

Reconstruir la historia de esta Obra Divina es reconocer los innumerables retos y dificultades que se han enfrentado, siempre con la certeza de la presencia de un Dios que envía y sostiene las obras queridas por Él. Cada suceso es testimonio de un Dios vivo que guía a sus discípulos, colmándolos de gracia y manifestando su voluntad a través de los años.

A lo largo de los años, se ha tejido una historia bajo el impulso del Espíritu Santo, en la que se siente profundamente la mano de Dios sosteniendo a la Congregación de las Hijas de María Inmaculada de Guadalupe. Esta historia es el resultado de una entrega generosa que ha despertado en las consagradas la vivencia plena del Evangelio. Comprender el pasado, es decir, el caminar de Dios, nos permite entender mejor la misión y el servicio de estas hijas en La Grandeza, Chiapas.

Reconstruir la historia de esta Obra Divina es reconocer los innumerables retos y dificultades que se han enfrentado, siempre con la certeza de la presencia de un Dios que envía y sostiene las obras queridas por Él. Cada suceso es testimonio de un Dios vivo que guía a sus discípulos, colmándolos de gracia y manifestando su voluntad a través de los años.

La misión en La Grandeza, fundada en 1980 en respuesta al llamado urgente del Sr. Obispo Don Juvenetino Porcayo Uribe, es un claro reflejo de esta guía divina. A pesar de los grandes desafíos, las primeras hermanas, Ma. Estrella Jáuregui y Ma. Teresa Rosillo García, emprendieron un camino de evangelización y servicio que alcanzó a más de 22 comunidades.

Con la creación de la Casa Misión y, en 2007, la fundación del Colegio María Sánchez Medal, las Hijas de María Inmaculada de Guadalupe han sido testigos del constante sustento de Dios. Esta obra, marcada por la fe y la entrega, sigue iluminando la vida de las familias y generaciones de La Grandeza, dejando una huella imborrable de amor y esperanza.

Dejando
huella

Nuestro servicio

“La salvación de las almas, es mi misión, mi último fin como sacerdote y Párroco; debo salvarlas enseñándoles a hallar su último fin y encaminándolas hacia él…Salvar almas es mi única misión»
(JAP. Ejercicios 1877)

El apostolado de las Hermanas Misioneras en la parroquia San Antonio de Padua se centra en una colaboración activa con las diversas Pastorales, incluyendo la Litúrgica, Social, Profética, de Salud, Juvenil y Familiar. Cada hermana asume la responsabilidad de formar y acompañar a los miembros de su pastoral, guiando a las 26 comunidades que conforman la parroquia.

En ausencia del párroco, las hermanas dirigen la celebración de la Palabra, asegurando la continuidad espiritual de la comunidad. Además, el colegio son espacios abiertos, siempre disponible a la misión evangelizadora de la parroquia, donde se imparte formación en temas como antropología, cristología y Sagrada Escritura.
Además, organizan y coordinan retiros para jóvenes, adolescentes y niños, fortaleciendo la vida comunitaria y el compromiso con la fe cristiana. 

Testimonio misionero

Cesta de compras